viernes, 19 de mayo de 2017

REQUIEM POR EL CENTRE NATIONAL D'ARCHÉOLOGIE URBAINE (CNAU)

Biblioteca del CNAU en el Château de Tours
Presentamos el texto de Pierre Garmy, "Tombeau du Centre national d’archéologie urbaine (CNAU)", aparecido en Nouvelles de l'Archéologie, n° 146, diciembre 2016, pp. 60-61, que nos ha cedido el autor para su traducción. Puede leerse en francés en la web de Mediapart. P. Garmy fue director del CNAU entre 1992 y 1995. Para saber algo más sobre la filosofía que presidió el CNAU véase nuestra entrada La fábrica urbana que sirvió para dar a conocer nuestra edición y traducción del ensayo de H. Galinié, Ciudad, espacio urbano y arqueología. La fábrica urbana.

El afán de la administración central del ministère de la Culture et de la Communication ha dado cuenta finalmente, de los restos del Centro Nacional de Arqueología Urbana (CNAU) instalado en Tours. El más importante fondo nacional en esta materia (unos 12000 libros) es actualmente embalado para su destino en Charenton, para después, ser instalado muy hipotéticamente en las estanterías de la "Médiathèque de l’Architecture et du Patrimoine" -a menos que se olvide durante años en lo más profundo de un sótano, por falta de operarios para llevarlo a cabo- la base de datos (alrededor de 1300 expedientes monográficos y 33000 referencias indexadas en la base de datos Millefeuilles) están apagadas y, en consecuencia, los conocimientos adquiridos y el trabajo de más de treinta años del equipo del CNAU son simplemente amortizados. Por no hablar de la suerte del equipo humano dispersado en algunos servicios descentralizados y ajenos a su competencia científica...

Creado gracias a los avances culturales de la década de 1980, junto con otros dos "centros nacionales" -el Centre national de Préhistoire à Périgueux y el Centre de recherches subaquatiques à Annecy- el CNAU tenía una triple misión especializada de documentación: formación, asesoramiento e investigación en la disciplina de la arqueología urbana.

Como tales servicios centrales deslocalizados del Ministerio, estas tres instituciones escaparon a los principios de desconcentración que rigen los servicios externos de los departamentos regionales de los asuntos culturales, incluyendo el servicio regional de la arqueología (SRA). El ejercicio de la jurisdicción en su especialidad en todo el territorio nacional, no tenía capacidad para hacer cumplir las leyes y reglamentos del sistema legal. Originalmente, un consejo científico independiente y evaluado periódicamente orientaba sus actividades y programas. Razón de más para que puedan considerarse por la administración responsable -la investigación, contra toda lógica, ya no interesa - como los patitos feos de un panorama de la Cultura cada vez más estandarizado y rígido. El centro de Annecy, una vez desaparecido, fue absorbido por el Departamento de Investigaciones Submarinas (DRASSM); el CNP sobrevive como puede pletórico de fuerzas; el CNAU se ha convertido con el paso de los años en un mero apéndice de los servicios centrales, continuando a producir milagrosamente, gracias a la labor admirable y a la fe de los componentes de su pequeño equipo, pero su desaparición ha acabado definitivamente ocurriendo, una vez programada en virtud de la révision générale des politiques publiques "RGPP" el nuevo taparrabos del desmantelamiento del servicio público.

Sin embargo, ni la producción científica del Centro, ni su participación diversa y vigorosa en las redes de la investigación urbana pueden justificar tal encarnizamiento administrativo. El "Annuaire des opérations de terrain en milieu urbain" (base de datos Terresurbaines que contiene más de 7700 entradas sobre operaciones en 850 ciudades comprendidas entre los años 1985 y 2010), el "Bulletin bibliographique d’archéologie urbaine" (el último en línea en 2016 concierne las publicaciones de 2012), continúa apareciendo como puede, la serie de "Études et documents", fruto en su mayoría de seminarios y mesas redondas y, por supuesto. los "Documents d’évaluation du patrimoine archéologique des villes de France (DEPAVF)" reconocidos instrumentos de gestión, ampliamente utilizados por la comunidad científica como por todos aquellos que tienen que hacer frente cotidianamente a las cuestiones urbanas (arqueólogos, historiadores, gestores, los servicios comunitarios, arquitectos, planificadores, políticos, etc.).

Mientras que su tutela administrativa quería -sin justificación, pero a cualquier precio- deshacerse de él, existían, sin embargo, soluciones inteligentes para salvaguardar los logros del Centro, acrecentándolos y desarrollándolos de forma sostenible. Hubiera sido posible firmar un convenio, como tantos otros comparables, con una unidad de investigación de Tours que podría haber acogido el equipo y ofrecer las condiciones materiales e intelectuales para cumplir con sus objetivos científicos. Todos los sectores concernidos, con excepción de la administración del Ministerio de Cultura y Comunicación habían expresado su apoyo a esta iniciativa y habían hecho campaña en su favor. Sin contar con la Subdirección de Arqueología de ese Ministerio.

En estas tristes circunstancias, no deja de sorprender la lectura de la nueva Programmation nationale de la recherche archéologique (CNRA), publicada en 2016, con especial atención a las páginas 121-135 dedicadas a la temática 9, titulada Le phénomène urbain. Puede leerse en un batiburrillo "el enfoque geográfico del espacio urbano es un paso muy importante ..." [y] "el trabajo de taller de cronocoremática urbana dirigido por el equipo del Centro Nacional arqueología urbana ha sido un buen ejemplo "; o que "la relación entre la arqueología y la planificación urbana aún es frecuentemente el único registro reglamentario [y que] los datos de la investigación no están suficientemente integrados en el análisis dinámico y la reestructuración urbana contemporánea. [Por consiguiente], es apropiado considerar formas de dar mayor claridad al trabajo en las ciudades y facilitar el acceso no sólo a toda la comunidad arqueológica y científica, sino también a los profesionales en la cuestión, planificadores, arquitectos, planificadores o elegidos ". Pero saltan los ojos de sus órbitas al descubrir la necesidad de "promover el intercambio de datos", que era "uno de los roles de los Documents d’évaluation du patrimoine archéologique des villes de France (DEPAVF) conducidos en el pasado por el Centro Nacional de Arqueología Urbana (CNAU)... los volúmenes publicados como parte de esta colección permiten una lectura diacrónica de la evolución de la trama urbana estudiada, muy útil para la comunidad de arqueólogos, historiadores y arquitectos, a la vez que son accesibles a los no -especialistas". Los DEPAVF de hecho, "gracias a su estructura, donde se combinan los datos cartográficos y textuales, proporcionan las condiciones ideales para una transformación en sistemas de gestión informática." Dicho sea de paso, esa conversión no es una operación mecánica simple, sino que requiere una fuerte inversión conceptual que antaño fue llevada a cabo por el equipo del CNAU, como lo demuestra un documento olvidado en un cajón inmediatamente después de su publicación por la Subdirección de la Arqueología (Coll., 2004). "Además de asegurar la comunicación periódica de los resultados de la investigación a toda la comunidad científica, dichas bases de datos relacionales pueden ser utilizadas por los responsables de la ordenación del territorio, lo que contribuiría a la visibilidad de la investigación, a menudo reducida a un círculo muy restringido. Serían además para los servicios de la administración que prescriben las intervenciones arqueológicas, una herramienta de ayuda a la decisión para la prevención arqueológica".

Parece indudable que habría que imaginar la creación de un "órgano de vocación nacional," la única forma de "garantizar el establecimiento de normas relevantes que satisfagan las diversas situaciones urbanas, su respeto en el tratamiento y la utilización de los datos, la traducción en formatos que puedan ser utilizados por toda la comunidad arqueológica...".

Estas fuertes recomendaciones me sugieren una idea: ¿Por qué no instalar el organismo nacional en cuestión en "Tours, lugar del estudio urbano por excelencia" y bautizarlo CNAU?

En última instancia, ¿hay que pensar que la mencionada Programmation nationale de la recherche archéologique no está destinada a guiar las decisiones de la administración del Ministerio en esta materia? En cualquier caso, esta no se molesta con sutilezas científicas del estilo y al parecer no se siente obligada a cumplirla. Ilustración, sin duda, del viejo dicho: "En Francia, cuando se quiere enterrar un problema, se crea una comisión."

Ciudadano Pierre GARMY
19 Brumaire, An 225

Bibliografía
Coll. 2004. Informatisation des documents d’évaluation du patrimoine archéologique des villes de France. Système de gestion de base de données, système d’information géographique. Bilan d’étape 2002-2003. Tours, 2004, 162 p., ill.

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