domingo, 16 de septiembre de 2012

DESCRÉDITO DE LA ARQUEOLOGÍA


Paso de los Alpes de Anibal. Tapiz del siglo XVI
Ricardo González Villaescusa
Levante-EMV, 16 de septiembre de 2012

No por anunciado deja de sorprender el estrafalario final destinado a la famosa excavación de la calle de Ruaya en Valencia (Levante-EMV, 24-07-2012). No mantendré demasiado suspense y comenzaré por la mayor: si le queda poco prestigio a la profesión de arqueólogo es por deméritos del propio colectivo profesional. Sostengo, además, que las excavaciones realizadas en el solar del frustrado aparcamiento de la calle Ruaya de Valencia son importantes. Los restos exhumados en ella, su localización espacial respecto a la posición de la ciudad fundada en 138 a. de C., las estructuras viarias que fueron exhumadas, las excepcionales estructuras agrarias que demuestran la pronta plantación de viñedos desde un momento histórico temprano, la posterior evolución de esos mismos espacios como regadío en época medieval, las balsas... y un largo etcétera, son ciertamente importantes, aunque para el conocimiento de los valencianos sigue durmiendo el sueño de los justos. Todo ello, incluidos los "vestigios de vida más antiguos" (sic) de la ciudad, podría permitir un mejor conocimiento de la misma, una percepción más compleja y una mejor comprensión de los espacios que precedieron a la fundación de la ciudad de Junio Bruto, una mejor visión de las estrategias que les permitieron subsistir a aquellas gentes, qué produjeron, qué consumieron, con qué productos comerciaron y, sobre todo, por encima de todo, qué hace que la ciudad de Valencia hoy sea la que es, sea como es. 

En cambio, con los datos en la mano, la importancia de estas excavaciones no radica precisamente en poder retrasar la fundación de nuestra ciudad a un momento previo a 138 a.C., ya hace 2150 años, acreditada cronología que la "caverna" valenciana ha venido queriendo refutar de siempre. ¿Acaso a alguien se le puede ocurrir que los colonos itálicos establecieron la ciudad en un suelo desprovisto de toda huella? ¿Nadie transitó por el solar de la urbe antes de ese mítico 138 a. de C.? ¿No habría ni un solo ibero, incluso alguna granja o pequeña aglomeración edetana, en la suma de hectáreas de lo que más tarde sería la nueva ciudad? ¿O, en los cientos de hectáreas del territorio de la misma? ¿30 años de excavaciones arqueológicas urbanas pueden, súbitamente, verse refutadas por la circunstancia de que se haya encontrado allí materiales más antiguos que los de la propia Valentia?

Escuchen pues los lectores interesados. El conocimiento que permite la Arqueología es, simple y llanamente, distinto del que proporciona la Historia de los textos y los documentos. La Arqueología permite dar voz a una masa ingente de personas anónimas y mayoritariamente analfabetas sobre las que nadie creyó necesario escribir nada. Gentes sin historia, en definitiva. Para los que vieron justificada su importancia por tratarse de un campamento militar de Aníbal, nada podrá persuadirles de que unos agujeros de plantación de viña puedan acercarse en importancia a los abrevaderos de los elefantes. Ya no es espectáculo, solo es cultura. Por más que fueran interesadas hipótesis de trabajo, dos monedas de la dinastía Bárquida y una cierta cantidad de cerámicas de origen púnico, no pueden aducirse, desde un mínimo rigor académico, como argumento alguno para postular un imaginario "campamento militar" cartaginés y, menos aún, el del mismísimo Aníbal, camino de los Alpes. ¡Decenas de yacimientos valencianos podrían optar a la misma interpretación sobre la base de las mismas evidencias! Y todavía menos si ese relato se vehicula a periodistas desprovistos de un bagaje crítico especializado o a un público ciudadano, por lo común inerme intelectualmente al sensacionalismo de este tipo de imposturas intelectuales que ven con buenos ojos "la más antigua tal" o "la primera cual". La verdadera divulgación de nuevos conocimientos se realiza en las revistas especializadas con comités de redacción y no a golpe de improvisadas ruedas de prensa, como ha denunciado recientemente Jean-Loïc Quellec en "Sciences et Pseudo-sciences". 

Estos errores repercuten bochornosamente en toda la escala de decisión de los gestores públicos de lo arqueológico, mientras un obsequioso silencio se extiende por todas las instancias administrativas y de conocimiento. ¿Nadie pudo informarle a la señora alcaldesa de Valencia de que la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano (Ley 4/98) recoge, negro sobre blanco, que la intervención arqueológica está obligado a costearla el promotor y no el Ayuntamiento? ¿A qué viene tan onerosa excepción de un millón de euros? ¿Quién se ha molestado en explicar toda esta discriminación arbitraria al resto de los promotores inmobiliarios? ¿Cómo justificamos ante la opinión pública que unos tiestos merezcan tanta atención mediática y tamaño gasto un día y unos pocos años después ni una sola publicación los haga accesibles? Perdóneme que sea tan prosaico, señora Barberá, usted no entiende nada de Arqueología... ni tiene por qué. ¿Pero nadie, ningún regidor, asesor o funcionario tampoco? ¿Y el colectivo de arqueólogos, organizados, colegiados o de forma individual? El colectivo se encuentra cual "agente intelectual paralizado", en expresión de M. Vargas Llosa en su nuevo libro La civilización del espectáculo. Encogerse de hombros ante la lectura de lo que algunos consideran naderías históricas, el que muy pocos pierdan el tiempo en refutar las estulticias, nos convierte a todos en avalistas complacientes del espectáculo de una historia inventada, y condena al colectivo arqueológico a su actual postración.
Artículo más votado de Levante-EMV del 16/9


domingo, 9 de septiembre de 2012

LA CRISIS Y LA I+D

Agudo diagnóstico de los problemas de este país y un apartado, que reproducimos, dedicado a la tortuosa relación entre los dirigentes políticos y la Educación y la I+D. Aprovechamos para enlazar con otro artículo de marzo.

Una teoría de la clase política española
Los partidos han generado burbujas compulsivamente


César Molinas, El País, 9 de septiembre de 2012

"Tal y como establece la teoría de las élites extractivas, los partidos políticos españoles comparten un gran desprecio por la educación, una fuerte animadversión por la innovación y el emprendimiento y una hostilidad total hacia la ciencia y la investigación. De la educación sólo parece interesarles el adoctrinamiento: las estridentes peleas sobre la Educación para la Ciudadanía contrastan con el silencio espeso que envuelve las cuestiones verdaderamente relevantes como, por ejemplo, el elevadísimo fracaso escolar o los lamentables resultados en los informes PISA. La innovación y el emprendimiento languidecen en el marco de regulaciones disuasorias y fiscalidades punitivas sin que ningún partido se tome en serio la necesidad de cambiarlas. Y el gasto en investigación científica, concebido como suntuario de manera casi unánime, se ha recortado con especial saña sin que ni un solo político relevante haya protestado por un disparate que compromete más que ningún otro el futuro de los españoles". [Seguir leyendo]

 I+D+E+i+e
España no tiene más opción que acumular el capital humano necesario para no quedar descolgada para siempre de los países que lideran la construcción de la economía del conocimiento


César Molinas, El País, 25 de marzo de 2012

Ante fuertes restricciones presupuestarias como las actuales, se tendría que recortar antes el gasto en pensiones que en I+D porque este último es lo único que puede asegurar el pago de las pensiones futuras. En otros países europeos esto se entiende bien, y el gasto en I+D está subiendo. Aquí está bajando en picado. ¿Por qué? ¿Porque no da votos? Dios mío… ¿Cómo es que no ha habido un motín en la clase política ante la política suicida que se está aplicando? Seguimos cavando en el hoyo…

El gasto en I+D debería materializarse en un presupuesto plurianual vinculante, enmarcado en un plan a largo plazo que tuviese como objetivo alcanzar el 3% del PIB propuesto por el Consejo Europeo. [Seguir leyendo]

viernes, 7 de septiembre de 2012

CANAL HISTORIA ¡CON UN PAR!

Foto del congreso de los diputados
Una prueba más de la progresiva, y sin criterio, invasión  de dinero privado en los asuntos públicos sobre el patrimonio es esta noticia, ante la que nadie parece echarse las manos a la cabeza y menos aún actuar. 

El Canal Historia descubre que le faltan los testículos a uno de los leones de la entrada de las Cortes, el felino llamado Daoiz para mayor precisión, y no se le ocurre mejor idea que restituirlos. ¡Como si al bronce le importara mucho!

Según se afirma en la web del Canal Historia sobre el león capón [los subrayados y comentarios entre corchetes son nuestros]:

"Para descubrir el motivo de la ausencia de saco escrotal en uno de los leones, y con el ánimo de actuar con el máximo rigor histórico, HISTORIA se puso en contacto con el Vicedecano II del Colegio Profesional de Historia, José Miguel del Campo, con la veterinaria María Luisa Guerrero [imprescindible en el peritaje de una estatua] y con el maestro fundidor Eduardo Capa. El resultado fue una opinión compartida: “deberían estar, pero no están” [... rigor]. La posibilidad de un error, un olvido, una consecuencia derivada de la falta de material, así como otras conjeturas, intentan explicar esta ausencia, pero no existe ninguna razón documentada que argumente el hecho.

Sin pensárselo dos veces, ale, a fundir un par y a posicionarlos en su sitio. ¡Manda leones!

En la misma web se sigue afirmando "Al darse cuenta de la curiosa carencia, los responsables del canal Historia consideraron que era necesario, o al menos conveniente, subsanar la injusta carencia de masculinidad [sic] que ha sufrido el león a lo largo de su existencia, se ofrecieron a reponer la pieza faltante y encargaron a la Fundición CAPA su construcción. Después se pusieron en contacto con la Comisión de Peticiones del Congreso y su responsable de patrimonio artístico [¿nadie va a decir nada?], para ofrecerse a colocar la pieza. Informaron [¿por cortesía?] por carta de su intención de restituir los testículos al león eunuco a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, así como a Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad [las expertas]. Además, la cadena ha puesto en marcha otras plataformas para apoyar la iniciativa en el blog historialeon.com y peticiones en Menéame y Change.org."


Leones en piedra de José Bellver y Collazos
"Ponciano Ponzano. Bronce. Realizados a partir de dibujos del natural y de otros de carácter científico fueron fundidos en la Fundición de Artillería de Sevilla con los cañones tomados al enemigo en la guerra de Africa [en la batalla de Wad Ras]". Situados a ambos lados de la entrada principal, custodian desde 1872 el Palacio del Congreso". 
 
Simplemente, con los cañones infieles no debió bastar y el escultor pudo considerar que, para ahorrar en bronce, esta discreta parte era más sacrificable que la melena.

Sirva para la anécdota que esta pareja de leones es la tercera. La primera, del mismo autor, se degradó. Fue encargada una segunda pareja a José Bellver y Collazos, que no fue del agrado de la gente por "parecer perros rabiosos", y ante las protestas fueron retirados, reposando hasta nuestros días en los jardines y palacete de Monforte de Valencia.

sábado, 1 de septiembre de 2012

PUBLICIDAD EN LOS MONUMENTOS DE ROMA

La fontana de Trevi
En el telediario de las 15 horas del 30 de agosto de RTVE, entre los minutos 24:35 y 26:16, se dio la noticia de que Italia da vía libre a la aparición de publicidad en determinados monumentos con vistas a financiar la restauración de algunos de los más emblemáticos de la ciudad de Roma como la Fontana de Trevi, la fuente de la plaza de España (la Barcaccia) o las murallas Aurelianas. Podemos imaginar que será relativamente fácil encontrar mecenas para figurar su publicidad en el Coliseo, como ya ha sido el caso, o en monumentos de semejante envergadura. También podemos imaginar algunas de las contrapartidas, como consecuencia de este "coste cero" al contribuyente.
Pero, por encima de todo, tememos  lo difícil que va a ser consolidar, restaurar o excavar, yacimientos de gran importancia para la producción de conocimiento histórico útil, aunque menos rentables para eventuales mecenas.